La investigación ha demostrado una estrecha relación entre la alimentación y actividad física y el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
Muchas de las causas actuales de mortalidad se asocian con una alimentación desequilibrada, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo de alcohol. En concreto, 5 de los 10 factores de riesgo identificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como claves para el desarrollo de enfermedades crónicas están estrechamente relacionados con la alimentación y el ejercicio físico. Estos 5 factores son: hipercolesterolemia, obesidad, sedentarismo, hipertensión arterial y consumo insuficiente de frutas y verduras.
Por ello y dado que la alimentación no saludable y el sedentarismo pueden ser responsables de un número importante de fallecimientos evitables, justifica la importancia de desarrollar actuaciones para modificar estos patrones de conducta.
También hay amplia evidencia científica acerca de la utilidad y efectividad de adoptar medidas en los centros de trabajo para promover conductas saludables en estos ámbitos.
En los documentos “Alimentación Saludable Lugar de Trabajo” y “Guía de Recomendaciones para la Promoción de Actividad Física” se puede profundizar en las características de una alimentación y actividad física saludables respectivamente así como algunas claves para el desarrollo de actuaciones para promover una alimentación saludable y promover la actividad física en el trabajo.