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Archivo para octubre, 2012

¡FÚTBOL PARA TODOS!

jueves, octubre 4, 2012 @ 10:10 AM
publicado por Carmen Gómez Molera

Hoy os dejamos otro ejemplo de como fomentar la práctica de la actividad física entre los trabajadores, con una iniciativa que además, contribuye a la integración social de muchas personas:

Mahou Cinco Estrellas y la Fundación Adecco han presentado “Fútbol para todos” un proyecto que ha contado con dos padrinos de lujo: el futbolista Santi Cazorla y la deportista internacional ºcon discapacidad Raquel Domínguez. Ambos han querido mostrar su compromiso con este plan, que persigue fomentar la integración social y laboral de las más de 400 personas con discapacidad que participarán, además de vivir una experiencia única: entrenar sus habilidades futbolísticas, sociales y psicomotoras en unas instalaciones de primera categoría: las ciudades deportivas de distintos equipos profesionales, entre los que se encuentran el Real Madrid, Atlético de Madrid, Burgos C. F., Granada C.F. y Tenerife C.F. El acuerdo con todos ellos ha sido posible gracias a la estrecha relación de la cervecera con los clubes, de los que es patrocinadora oficial, y con las respectivas ciudades de cada uno de ellos, en los que el Grupo Mahou- San Miguel cuenta con centros de trabajo propios.

Cada una de la citas se organizará en torno a mecánicas para mejorar distintas habilidades y capacidades: carreras de relevos, juegos de balón quemado, partidas de bolos y, por supuesto, partidos de fútbol, actividades todas ellas en las que se potencian, entre otras, el trabajo en equipo y la coordinación así como habilidades terapéuticas y formativas, siempre con un importante componente lúdico. Todo para desarrollar actitudes y valores, con el fin último de integrarse en la sociedad y en el mercado laboral.

“Fútbol para todos” supone un nuevo paso en nuestra estrategia de integración de personas con discapacidad”, ha señalado durante la presentación Jesús Núñez, director de Responsabilidad Social Corporativa del Grupo Mahou-San Miguel, quien también ha querido destacar que este programa fomentará entre todos los beneficiarios “hábitos saludables a través de la práctica deportiva, les permitirá socializarse, al tiempo que generará empleo entre personas con discapacidad.”

Por su parte, el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, destacó la importancia de ofrecer a las más de 400 personas con discapacidad que participarán en “Fútbol para todos” la oportunidad de formarse y adquirir habilidades sociales y laborales a través de un proyecto tan ilusionante respaldado por el fuerte compromiso de Mahou y los clubes de fútbol participantes.

El interés de las dos entidades organizadoras para desarrollar este proyecto de gran dimensión laboral se encuentra en el origen de su colaboración, desde el año 2006 y en el compromiso de todos sus empleados, que se ha dejado sentir en la convocatoria de los voluntarios que organizarán y participarán junto a las personas con discapacidad en todas las actividades. Serán trabajadores del Grupo Mahou-San Miguel procedentes de cada una de las ciudades en las que se organizan las jornadas de “Fútbol para todos”, que participando de forma altruista en la misma, podrán conocer y experimentar en primera persona el trabajo junto a personas con discapacidad y adquirir una visión más inclusiva e integradora tanto en los entornos sociales como laborales.

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¿Prevenir es mejor que curar?

miércoles, octubre 3, 2012 @ 11:10 AM
publicado por Carmen Gómez Molera

FUENTE:EL MUNDO, SALUD

14 de julio de 2008.- Esta frase clásica, en sentido afirmativo, se suele aceptar sin mayores problemas, no sólo cuando se aplica al mundo sanitario, sino a otros muchos aspectos de la vida diaria. Benjamin Franklin dijo hace muchos años que «una onza de prevención vale tanto como una libra de curación». En estos tiempos que corren, sin embargo, el sistema sanitario (y una inmensa mayoría de sus integrantes profesionales) se creen la frase pero no le hacen luego excesivo caso en la realidad cotidiana.

Parte de las reflexiones que siguen derivan de un excelente artículo publicado recientemente en la revista de la Asociación Médica Americana (JAMA 2008; 299: 2437-2439), que creo oportuno comentar.

La frecuencia (en términos técnicos, la prevalencia) de enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares (insuficiencia cardiaca, infarto cerebral), neurodegenerativas (Alzheimer, demencia senil), pulmonares (bronquitis crónica y enfisema), metabólicas (diabetes, obesidad), el cáncer o el sida aumenta rápidamente en el mundo occidental. Esta situación supone también un previsible aumento del gasto sanitario, actualmente todavía bajo y, en mi opinión, insuficiente en España (alrededor del 8,3% del Producto Interior Bruto, PIB), hecho que nos sitúa a la cola de los países más avanzados de la Unión Europea en este aspecto concreto (Alemania o Francia están cerca del 10% de gasto sanitario como % del PIB).

Este gasto sanitario se concentra fundamentalmente (hasta el 75% del total) en la atención primaria o especializada a pacientes con enfermedades crónicas y en el gasto farmacéutico derivado de su tratamiento. El sistema sanitario español está pensado para «atender a enfermos y curarlos» y no tanto para «prevenir la enfermedad y promocionar la salud».

En tiempos de crisis (o de desaceleración económica, tanto da), no parece que reclamar un aumento del presupuesto sanitario sea una propuesta con grandes probabilidades de éxito.

Por ello, una estratégica alternativa, y lógica en su planteamiento, para hacer frente a la carga de enfermedad crónica y al aumento del gasto sanitario es intentar reducir o controlar al máximo el problema en su origen: previniendo la aparición temprana de enfermedades crónicas.

La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades (modificando nuestras conductas y hábitos, desarrollando vacunas preventivas y detectando precozmente los casos de enfermedad antes de que progrese) pueden influir favorablemente en la frecuencia de aparición de enfermedades o en su gravedad.

Además, como hemos dicho al principio, afirmar que «prevenir es mejor que curar» es un concepto intuitivo, aceptable y políticamente correcto. Muchas (no todas, por supuesto) de las enfermedades crónicas mencionadas dependen, en parte, de la existencia de factores de riesgo modificables. Un ejemplo muy claro es la obesidad y la diabetes, o el tabaco y las enfermedades cardiovasculares. La detección precoz del cáncer de mama y del cáncer de colon y recto (mediante los denominados programas de cribado o ‘screening’ poblacionales) puede reducir la mortalidad por estos tumores hasta un 15-20%.

La resistencia a la prevención y promoción de la salud tiene diferentes causas, desde el simple escepticismo respecto a su utilidad y efectividad hasta la existencia de poderosos conflictos de intereses o intereses contrapuestos (los beneficios comerciales derivados del negocio de tratar son muy superiores a los del negocio de prevenir).

Los escépticos indican que nos hemos de morir de algo, por lo que prevenir alguna enfermedad sólo sirve para que fallezcamos de otra distinta. El objetivo de la prevención y promoción de la salud no es prevenir lo inevitable (morir), sino intentar que vivamos una vida lo más saludable posible (y libre de enfermedad) hasta el momento de nuestra muerte. George Bernard Shaw lo reflejó magníficamente en su obra teatral ‘El dilema del médico’: Utilice su salud lo mejor que pueda y no trate de vivir eternamente, no lo conseguirá.

Otra crítica habitual a las estrategias preventivas es que si viviésemos más tiempo (gracias a ellas), nuestra sociedad tendría que mantenernos también más tiempo y le costará más dinero hacerlo. El error de este planteamiento es basal y garrafal: la salud es un derecho y un bien, no es algo que se pueda comprar para ahorrar dinero a la larga. Sí que es cierto, y debemos tenerlo muy en cuenta, que puede invertir en salud de forma más eficiente, gastando menos dinero por cada unidad de salud ganada.

Desafortunadamente, la conducta y hábitos humanos son muy difíciles de modificar: llevamos años insistiendo, por ejemplo, en la importancia del ejercicio físico y la dieta saludable, pero la epidemia de obesidad sigue en aumento inexorablemente.

La paradoja, realmente llamativa y para nada nueva, es que seguimos invirtiendo muy poco, poquísimo, en prevención (menos del 1-2% del total del gasto sanitario!), e invertimos muy poco también en investigación y desarrollo de nuevas estrategias preventivas.

La crisis económica actual puede ser un aliciente para que aumentemos nuestra atención e inversiones en prevención y promoción de la salud, por interés personal y propio (queremos vivir más y mejor) y por interés común (buscamos una mayor estabilidad económica de nuestro sistema sanitario). Ahora faltaría movilizar los recursos personales (que incluyen probablemente un cierto grado de sacrificio para vivir de forma más saludable) y sociales (tanto públicos como privados).

Antoni Trilla es jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, profesor agregado de Salud Pública en la Universidad de Barcelona e investigador asociado del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB).